Archivo diario: May 25, 2011

Mapa Conceptual del Proyecto (versión provisional)

ESTADO DEL ARTE

Carácter Local

Bolaños, Margarita y Ramírez, José. (1983). Monografía histórica del pueblo de Cot.

Cot antes de la llegada de los españoles

Según documentos de los primeros cronistas,  la ubicación de Cot no ha variado. Se ubica seis kilómetros al noroeste de la ciudad de Cartago. Tras algunas investigaciones en sitios cercanos, los autores pueden referirse al modo de vida de los indígenas de Cot. Los envuelve el periodo histórico denominado FASE CARTAGO (1000 después de Cristo hasta el arribo de los españoles). Se ha recuperado gran cantidad de cultura material: cementerios, metates, piedras grabadas, fragmentos de vasijas, calzadas, etc.

El culto por los muertos y la creencia en una vida posterior fueron elementos importantes en la vida diaria de los indígenas. La unidad, la naturaleza y lo sobrenatural fundamentaban la armonía y el equilibrio de la sociedad. Su agricultura se basaba en maíz, frijoles, miel, verduras y legumbres.

Los primeros informes de los españoles ubican a Cot dentro de los huetares, bajo la jurisdicción política del Cacique Guarco. Según las historias contadas generación tras generación, Cot estaba formado por tres tribus: Iztarú (hoy Tierra Blanca y Potrero Cerrado), Aquitava (Cot) y Chumazara (San Rafael). Eran sociedades plenamente constituidas, se consideraban un elemento más de la diversidad natural y convivieron en equilibrio con los demás elementos, sin destruirlos.

Trescientos años de dominio español

La dominación en Cot, data desde 1562, a cargo de Juan Vázquez de Coronado. La resistencia local y las luchas no perduraron por mucho tiempo. Las poblaciones indígenas sufrieron bajo la explotación de los españoles y su hambre de riqueza. Los indígenas tuvieron que empezar a pagar altos impuestos por su “civilización y conversión al cristianismo”. Los mecanismos impuestos por los españoles eran: Cobro de tributo en productos, alquiler de indios, obligación de trabajar en sus haciendas, utilización de mujeres y niños en labores domésticas.

Hacia principios del siglo XVIII la situación indígena en Cot, era de miseria extrema, las familias se habían reducido considerablemente y vivían en situaciones muy difíciles. Pasaron muchos años para que los indígenas lograran recuperarse de la opresión de que habían sido sujetos; gracias a las nuevas políticas económicas dictadas por los Reyes de España. Dejaron de pagar tributos, obtuvieron títulos de sus tierras, se les respetó su autonomía a través del Cabildo (municipalidad), se impidió la entrada y usurpación de los españoles en sus tierras y se les defendió de los abusos de los curas y doctrineros.  La población pudo recuperarse un poco, las enfermedades, el hambre y la pobreza mermaron.

A partir del siglo XIX, se consolidó el proceso que venía dándose desde unas décadas atrás, su ligamen al mercado como productores independientes se convirtió en una realidad. Poco antes de la Independencia, casi todas las poblaciones indígenas, incluyendo la de Cot, habían aumentado su población y poseían título de sus tierras comunales. Sin embargo su crecimiento no se comparaba al de las poblaciones campesinas y urbanas del Valle Central. Tampoco se involucraron en la producción cafetalera.

Con el ascenso de Braulio Carrillo (a quien nuestros actores de Cot denominaron “dictador”) el panorama cambió de nuevo. Carrillo consideraba a los indígenas incapaces de gobernarse a sí mismos y de trabajar para el progreso del país. Según él, no había razón para tomarlos en cuenta y mucho menos para seguirles protegiendo. Bajo los epítetos de salvajes, vagabundos e incapaces se les pretendió confiscar sus tierras, asignándoles porciones para la siembra obligada de maíz, verduras, frijoles, hortalizas, etc.

1842, año del derrocamiento de Carrillo y ascenso del General Francisco Morazán. Los vecinos de Cot le formularon una carta donde exponían el despojo violento, dominio y posesión de sus tierras. Le pedían que les devolvieran los terrenos pertenecientes a los pueblos vecinos. El 31 de agosto de ese mismo año el Congreso decretó que el Gobierno no podía arrebatar terrenos particulares o del común de los pueblos sin ninguna razón.

Este periodo de relativa estabilidad duró muy poco. La ley Nro. 36 del 12 de diciembre de 1848, decretó una nueva división territorial administrativa. El pueblo de Cot y otros pueblos indígenas perdieron sus municipalidades, las cuales velaban por los intereses de la comunidad y por mantener sus tierras comunales y su identidad cultural indígena.

Lo que sucedió con las tierras comunales, después de eliminada su municipalidad: 1850-1890

Con la expansión del cultivo del café en el Valle Central, las parcelas que antiguamente fueron sembradas con productos de subsistencia, se comenzaron a cultivar de café solamente. Debido a esto, y al aumento de la población. Los productos agrícolas como el maíz, las verduras y hortalizas; comenzaron a escasear. Esta crisis conllevó a que; en las tierras fértiles de Cot y comunidades vecinas, se desataran grandes conflictos por su apropiación. Durante este tiempo se desintegró la propiedad comunal (se efectuaron 48 ventas de derechos de posesión), abriéndose camino para la privatización de las tierras.

De campesinos a jornaleros

A partir del siglo XX, el pueblo de Cot sufrió cambios importantes; el auge de la ganadería de leche y el aumento acelerado de la población, repercutieron directamente en las condiciones de vida de los campesinos y sus familias. Se intensificó la compra de tierras para dedicarlas a la siembra de papas y pastos. Se formaron grandes fincas teniendo como empleados, sus antiguos propietarios. El paso de la comunidad tradicional indígena, a la comunidad campesina moderna, sometida al dominio de los capitalistas, significó, para Cot y los demás pueblos indígenas, un fuerte impacto, difícil de superar y cuyas consecuencias podemos apreciar hoy en día.

 

Carácter Nacional

Lizano, Rodolfo. (2001). El Ecoturismo como modelo de Desarrollo.

            Lizano comenta la importancia del turismo en Costa Rica como 8 % del PIB nacional. También discute de cómo es este en nuestro país. Ya que él resalta que en Costa Rica “el fenómeno (turístico) tiene raíces en un modelo de desarrollo integral que imprimió una dirección muy particular al crecimiento de la actividad turística: El ecoturismo”. Lo cual se caracteriza en una cultura a favor de la naturaleza.

Él argumenta que el turismo en la mayoría de lugares tiene como base “la adaptación del destino turístico a las características de la demanda actual o potencial. Se parte del análisis pormenorizado de los gustos y preferencias de la demanda y, a partir de ello, se diseñan, articulan y construyen sitios o polos turísticos en los cuales todo el conjunto -la planta turística, los servicios y las atracciones- responden a esas ‘necesidades’ de la demanda”. Por lo tanto, “el modelo conlleva un uso intensivo del espacio turístico que en la mayoría de los casos requiere una modificación sustancial del medio natural y una alta dosis de inversión en planta e infraestructura que minuciosamente se apega a un diseño artificial de destino turístico”.  Sin embargo, Costa Rica no fue este caso, lo cual es compartido por nuestro proyecto. Ya que “Costa Rica optó por una vía alternativa de desarrollo totalmente diferente a la expuesta anteriormente… no se diseñan sitios ni polos turísticos, sino que se utilizan los atractivos existentes con el menor grado de modificación posible para crear un producto turístico de corte natural”. Así como proponemos realizarlo en nuestro proyecto. Donde el atractivo natural y la cultura no se modifican. Sino que se promocionan tal y como están.

Cabe resaltar que “sólo bastó utilizar toda la riqueza que el país tenía en sus áreas protegidas, en sus comunidades y en la manera de ser del costarricense para articular productos de alta calidad turística”. Razón por la cual Costa Rica es conocida como un país ecológico, a pesar que esto no siempre se cumpla al pie de la letra.

Alfaro, W & Porras, J. (2005). Patrimonio cultural en el cantón de Turrialba: diseño de un circuito turístico cultural.

Se trata de una investigación de tipo exploratoria y de corte cualitativa. Según las autoras esto último es así debido a que no depende de una hipótesis sino de unos objetivos para otorgar resultados. Señalan que se trata de un tema muy poco estudiado en el país, observación que tendremos muy en cuenta para nuestros efectos.

El fin fundamental de la investigación es: proponer, a las instituciones y entidades correspondientes, un circuito turístico cultural para integrarlo al turismo natural desarrollado en el cantón. (p. 1). La idea, según plantean las autoras, es incluir la diversidad cultural presente en la zona de Turrialba dentro de la actividad turística, con lo que se podrían crear, entre otras cosas, empleos directos e indirectos relacionados con dicha actividad.

A continuación los objetivos de la investigación (p. 9):

General:

Proponer la creación de un circuito de turismo cultural en el cantón de Turrialba, tomando como eje los distritos de Turrialba, Santa Cruz, Santa Teresita y Chirripó, con el fin de complementar el turismo natural y de aventura que se ofrece en la región.

Específicos:

  • Definir el marco histórico geográfico del Cantón de Turrialba, que sirva como referencia para el desarrollo del turismo cultural.
  • Identificar el nivel de disposición, organización e interés de las comunidades de los distritos de Turrialba, Santa Cruz, Santa Teresita y Chirripó, con el objetivo de evaluar la viabilidad del circuito turístico cultural en los lugares antes mencionados.
  • Establecer el diseño de un circuito turístico cultural, con la intención de aprovechar el recurso cultural y el desarrollo del sector turismo en el cantón.
  • Difundir el proyecto de investigación a las respectivas instituciones, empresarios y población en general, con el objeto de que se organicen y lleven a la práctica el producto de este estudio.

El primer objetivo busca una especie de justificación del por qué se eligió el cantón de Turrialba, utilizando como criterio de elección al patrimonio cultural de la zona.

El segundo, evidentemente se preocupa por conocer la receptividad que tendría un proyecto de estas características entre los habitantes de los cantones elegidos, tal como señalan las autoras: es de suma importancia conocer la opinión de los habitantes del cantón o, por lo menos, de quienes se encuentran al frente del desarrollo de las comunidades. (p. 2). Para esto las investigadoras aplicaron una encuesta en las localidades dirigida a recolectar información sobre la aceptación que podría tener un proyecto de turismo cultural en la región. Además, la encuesta buscaba conocer la capacidad organizativa de las comunidades y las posibilidades de que estas efectivamente pudiesen poner en práctica el producto de la investigación, a saber: el circuito turístico. El instrumento fue aplicado a miembros de las asociaciones de desarrollo e instituciones vinculadas directamente con los recursos culturales de la zona.

Ya los objetivos tres y cuatro tienen que ver, respectivamente, con el diseño del circuito turístico y su difusión entre los actores interesados y directamente implicados.

Como vemos, los dos primeros objetivos específicos son de particular interés para nuestro proyecto, ya que nos brindan ideas para la elaboración del diagnóstico y el desarrollo del mismo.

En cuento al marco teórico de la investigación, encontramos que las autoras no desarrollaron una propuesta teórica muy elabora, de hecho dicha sección le llamaron Marco conceptual; no obstante, retomamos algunos aspectos de éste marco que nos resultaron relevantes. Veamos.

Empiezan señalando que no existe información suficiente sobre circuitos turísticos, por lo que parten de conceptos desarrollados principalmente desde la antropología para luego poder definir qué es un circuito turístico. Dichos conceptos son: cultura y patrimonio cultural. No obstante, las definiciones que ofrece de estos es más que limitada, sobre todo porque no los desarrollan exhaustivamente ni ahondan en la discusión teórica que existe alrededor de los mismos. Debido a esto, si bien retomaremos – para nuestros efectos – el uso de dichos conceptos, consideramos necesario reelaborarlos con el fin de construir un marco teórico más apropiado.

Nos interesa rescatar, sin embargo, que las autoras señalan que existen dos tipos de patrimonio: el tangible y el intangible. Además, manifiestan que ellas solamente tomaron en cuenta, para el diseño del circuito, el tangible (material), tal como se encuentra en las conclusiones:

Cabe resaltar que el patrimonio cultural intangible, como el folclor y las costumbres de los pueblos, son un recurso de gran importancia para el patrimonio cultural y, por ende, una parte fundamental dentro de un proyecto turístico cultural. Sin embargo, en el proyecto expuesto no se ha tomado en cuenta este recurso… (p. 86)

Nuestro proyecto, por el contrario, estará centrado en el patrimonio cultural intangible, ya que nos interesa más enfocarnos en las costumbres, tradiciones, etc.; empero, no descartamos tomar en cuenta también el patrimonio tangible, esto dependerá de la delimitación que hagamos del tema a partir del diagnóstico previo.

Por último, las autoras ofrecen la definición de lo que entenderán en la investigación por circuito turístico: Este consistirá en un recorrido turístico, con regreso al lugar de salida, don el turista visita y aprende sobre atractivos de importancia histórica, como monumentos y sitios de gran valor cultural… (p. 17)

Ahora bien, es también un aspecto a considerar si incluiremos o no está noción dentro de nuestro proyecto. Por ahora no parece del todo factible, pero no debemos descartarla.

Entre las deficiencias de esta propuesta podemos mencionar:

–          No ofrece una definición de lo que es turismo cultural, simplemente lo da por sentado. No obstante, las autoras señalan desde un principio la escasa información sobre turismo cultural como una de las principales limitaciones encontradas a lo largo de la investigación.

–          Casi no se problematiza la opción turística como estrategia de desarrollo. No se ahonda en los diferentes enfoques sobre el turismo y el desarrollo.

–          Tampoco ofrece un desarrollo de antecedentes investigativos ni contextuales, ni un Estado del arte.

 

González, H. (2005). Ponencia “El turismo como instrumento de recuperación, conservación y protección del patrimonio cultural y ambiental del distrito de Bolsón de Guanacaste. Un aporte de Bolsón de Santa Cruz de Guanacaste a la sustentabilidad mundial en el milenio ambiental”. En: El turismo alternativo en la región centroamericana. UNA, Heredia, Costa Rica.

            Esta es una ponencia que se presentó en el marco de un seminario regional llamado “Turismo alternativo en la región centroamericana”, celebrado entre los días 7 y 9 de septiembre del año 2005 en la Sede Regional de Chorotega, más precisamente en el Campus Nicoya de la Universidad Nacional. En este diversas instituciones públicas y privadas del ámbito nacional e internacional, debatieron durante tres días sobre lo logros, alcances y perspectivas del turismo alternativo como elemento de desarrollo social, económico y ambiental para las comunidades rurales centroamericanas.

Rescatamos esta ponencia en particular debido a que es la única que trata acerca del turismo cultural y, además, por tratarse ésta de un estudio de caso. El Centro de Estudios Generales de la Universidad Nacional, a través de actividades de investigación y extensión, se dio a la tarea de formular una serie de proyectos – relacionados con el turismo cultural – en el distrito de Bolsón de Santa Cruz, ubicado en la provincia de Guanacaste. Todos ellos se elaboraron con la participación activa de la comunidad. La visión del proyecto es la siguiente:

Se considera de vital importancia el rescate de los más altos valores, los cuales son un aporte muy significativo a la cultura del ser costarricense. En Centro de Estudios Generales está sumamente comprometido en promover las acciones necesarias para el rescate de todos aspectos culturales que no sólo han caracterizado a la provincia de Guanacaste y su gente, sino que pernean la idiosincrasia de las y los costarricenses. En un mundo globalizado el fortalecimiento de las manifestaciones de la cultura popular en el nivel local se vuelve cada día más necesario y es por ello que este proyecto adquiere gran relevancia en el proceso de fomento por medio de la educación comunitaria formal y no formal de concienciar a los pobladores y visitantes de la gran riqueza cultural de los pueblos de Guanacaste. (p. 140)

La perspectiva teórica de la que parte la propuesta entiende el turismo cultural como un medio para establecer acciones de apoyo en aras de perpetuar el patrimonio histórico y natural de las zonas en las que se implementa. Así, de acuerdo a la concepción de turismo cultural que se maneja en la propuesta, éste:

…apela a la creación y a la memoria del ser humano, al testimonio de su paso por la tierra, a su historia y hace referencia no sólo a aquel que es atraído por la obra de arte, el museo o lo monumentos, sino que también, tiene que ver con el turismo de naturaleza, al paisaje transformado durante siglos por el ser humano; de manera que se hace mención así de un patrimonio religioso, un patrimonio civil, un patrimonio arqueológico, también a un patrimonio agrícola. (p. 138)

Así, el turismo cultural se enmarca dentro de una visión de turismo mucho más amplia, a saber: la de turismo sustentable. Un tipo de turismo que no comprometa ni el patrimonio cultural (material e inmaterial) ni ambiental (natural) de las comunidades en donde se ponga en práctica. Para nuestros efectos, tendremos en cuenta estas perspectivas y ahondaremos en nuestra investigación sobre las mismas, precisamente para determinar cuál será la visión que orientará nuestro proyecto.

El proyecto de Bolsón fue elaborado a partir de una perspectiva de desarrollo local participativo y desde el turismo ambiental. La metodología utilizada por el Centro de Estudios Generales de la UNA puede entenderse como una metodología facilitadora, ya que hace especial énfasis en la integración y participación de la comunidad en el proceso de desarrollo e implementación de las propuestas. Fue la comunidad la que definió al principio del proyecto – a partir de talleres facilitados por la UNA – que el fortalecimiento del ecoturismo y la protección, recuperación y la conservación del ambiente de la zona era vital para alcanzar el desarrollo del distrito y del cantón. En palabras de los autores:

Como Universidad nuestro papel es incentivar y coadyuvar a las comunidades turísticas para que se organicen, con el afán de recuperar, conservar y proteger los recursos naturales y culturales, que, además, de ser patrimonio de las comunidades, se convierten en atractivos turísticos, y al mismo tiempo se enfrentan a procesos de globalización, reafirmando la identificación de las personas con los valores del auténtico ser guanacasteco, una respuesta local ante la aculturación en que muchos pueblos se han visto involucrados perdiendo su identidad, pero, además, al impulsar la industria sin chimeneas, esta no es sólo una opción de atracción de divisas, sino que nos obliga a estructurar un proceso de tal forma que se brinde una mejor calidad de vida a los habitantes locales y visitantes de las comunidades. (p. 143)

Valga decir que suscribimos completamente esta metodología facilitadora. Nos parece inherente a un proyecto de gestión cultural el hecho de integrar a la comunidad dentro de todas y cada una de las etapas del proyecto, en la medida que son justamente las personas habitan en las comunidades quienes experimentaran los beneficios o, en el peor de los casos, los perjuicios del mismo. Además, por ser quienes saben cuáles son los problemas y las necesidades a las que se enfrentan en su diario vivir.

Ahora bien, más allá de los elementos teóricos y metodológicos que hemos señalado y rescatado hasta ahora, la propuesta no nos brinda muchos más insumos que merezcan ser incorporados en nuestro proyecto. Si bien hace alusión al turismo cultural, la propuesta de Bolsón pone el énfasis en el turismo ambiental. No obstante, nos ha ayudado a entender que el turismo cultural puede, y de hecho debe, complementarse con el turismo ambiental, esto en función de consolidar estrategias de desarrollo locales cultural y ambientalmente sustentables.

Carácter Internacional

(2001). Planificación y gestión del desarrollo turístico sostenible: Propuestas para la creación de un sistema de indicadores.

Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), Plan nacional I+ D

Comisión Europea

            Este documento busca establecer una “propuesta para la aplicación de  indicadores de sostenibilidad en los procesos de desarrollo turístico”. En otras palabras, busca marcar posibles características que nos puedan decir si estamos hablando de Turismo Sostenible o no.  En donde “no sólo se trata de una exigencia ambiental, sino de la oportunidad de cualificar el turismo desde la gestión y utilización adecuada del medio ambiente, combinando objetivos de tipo social, económico y ecológico”. Así como buscamos se busca en nuestra investigación realizar el trabajo. Ya nosotros buscar gestionar un turismo con el pueblo en donde se resalte el respeto a la cultura y el medio ambiente. En donde se pueda llevar a cabo una determinada actividad económica que no contemple y mantenga la sostenibilidad de la cultura y el medio ambiente.  Es por eso que:

Es así como el autor escribe que la sostenibilidad “implica revalorización y en cierto modo, una reorientación de la planificación y gestión turística”. Punto en el que estamos de acuerdo porque la revalorización en la planificación se hace necesaria en procesos que implica un factor cultural. Ya que se tiene que reevaluar la cultura que antes no tenía precio en el mercado y que fue aplastada por la economía capitalista. Es por eso que trabajos como el de nosotros tienden a buscar la revalorización antes de gestionar algo meramente económico.

Por consiguiente, compartimos la definición de desarrollo turístico sostenible que el autor tiene. La cual es: “Proceso de cambio cualitativos producto de la voluntad política que, con la participación imprescindible de la población local, adapta el marco institucional y legal así como los instrumentos de planificación y gestión, a un desarrollo turístico basado en un equilibrio entre la preservación del patrimonio natural y cultural, la viabilidad económica del turismo y la equidad social del desarrollo”.

Es así como buscamos la independencia entre crecimiento económico y conservación ambiental, y la necesidad de una distribución equitativa de los beneficios del desarrollo, configuran los ejes fundamentales del desarrollo turístico sostenible.

La capacidad de carga es otro concepto a incorporar dentro de nuestra investigación ya que esta está muy ligada a lo que el medio está dispuesto a soportar, lo cual incluye la naturaleza, la sociedad, la cultura, entre otros. El autor describe capacidad de carga como: “la máxima población que puede soportar indefinidamente un determinado hábitat sin dañar de roma permanente la productividad del ecosistema del que depende esa población”.

Altés, C., Caunedo, J. y Gomes-Lorenzo, J. (2006). El Turismo Como Motor de desarrollo

Este documente tiene como propósito “ofrecer una visión sobre el estado del sector turismo en México y promover la reflexión sobre la forma de optimizar la contribución del mismo al desarrollo sostenible… El turismo favorece  la participación de México  en  la  economía  global”. En otras palabras busca establecer cómo se da el turismo en México y el desafío que este presenta.

El turismo fuera de verse como una forma de desarrollo se establece también como un bien social que ayudaría a solucionar muchas problemáticas. A esto se refiere el autor con cuando habla del “turismo como un  sector que ofrece oportunidades para enfrentar  los desafíos de  las regiones  que  presentan  la mayor  influencia  de  pobreza  y  los menores  índices  de desarrollo  humano”. Donde se destaca el ideal de erradicar la pobreza y elevar el desarrollo humano. Estableciéndose así como partidarios del desarrollo hegemónico, opuesto a nuestro interés de trabajo donde la pobreza se queda de lado, y el rescate cultural es lo importante. Este ideal de desarrollo económico se refleja claramente en su concepto de turismo cultural:

“El turismo se caracteriza por exportar servicios cuya producción y consumo ocurre localmente,  favoreciendo  la participación de  las Pymes (Pequeña y mediana empresa) en  la exportación  -e  incluso del  sector  informal- y de  regiones con pocas alternativas productivas, pero  ricas en atractivos naturales y culturales…”

A pesar de su visión mercantilista, se rescata que en busca de otro fin ellos terminan haciendo un trabajo parecido al de nuestra investigación. Ya que los autores establecen que entre las principales problemáticas la marginación de “pueblos mágicos” (indígenas) que son potencialmente turísticos. En otras palabras, el rescate de su cultura se hace algo necesario y provoca un beneficio para ellos, al igual que para su pueblo indígena. Y es esto en donde coincidimos en lo que debemos actuar.

(2008). Turismo Cultural: Orientaciones para su desarrollo

Servicio nacional de turismo – departamento de promoción Chile.

            Los siguientes términos son adaptados a nuestro trabajo ya que complementan nuestros conocimientos y criterio. Ya que no tienen como fin algo económico, y más bien describen nuestro trabajo:

  • Turismo cultural: “Actividad que permite a las personas contemplar y experimentar las diferentes formas de vida de otras gentes y, como consecuencia, comprender sus costumbres, tradiciones, sus pensamientos expresados en lugares históricos, arqueológicos, arquitectónicos o de otra significación cultural”.
  • Patrimonio Cultural: “Son todos aquellos elementos y manifestaciones, tangibles o intangibles, producidos a lo largo del tiempo, incluido el actual, valorados por la comunidad de un lugar, identificándola y diferenciándola de otras. Es posible dividirlo  en patrimonio arquitectónico / urbanístico (monumentos, edificios históricos, paisaje urbano) y patrimonio etnográfico (tradiciones, gastronomía, mercados, artesanía)”
  • Bien Cultural: “Es el bien material o inmaterial  que tiene gran importancia para la sociedad que lo posee o  lo utiliza, tales como monumentos de arquitectura, de arte o de  historia; religiosos o seculares, sitios arqueológicos, grupos de construcciones de interés histórico y artístico, obras de arte, manuscritos, libros y  colecciones científicas”
  • Producto Turístico Cultural: “Patrimonio cultural estructurado para uso y  disfrute de las personas, debe tener accesibilidad temporal, espacial, económica y psicológica”

Estos autores establecieron un grupo de ventajas relacionadas a lo que es trabajar en Turismo sostenible. Estas ventajas son compartidas y explicadas a continuación:

  • Diversificación de los destinos: “El identificar bienes culturales en un territorio determinado, incorpora un valor agregado al destino, pues es posible lograr una nueva dimensión que se suma como otro punto de atracción de dicho destino.” Lo cual supone no sólo un destino, sino varios dentro del mismo sitio, produciendo así mayor atracción.
  • Nuevas oportunidades de negocio: “Al considerar el turismo  cultural como un elemento activo dentro de la oferta explotable, surgen naturalmente nuevas oportunidades de negocio, ya sea con el bien cultural en sí o entorno a éste.” Negocio que no sólo beneficia al empresario, sino también a la cultura de la gente. Ya que esto evita la muerte de la cultura, y por el contrario la fortalece.
  • Incentiva el aumento del gasto: “Al incorporar una nueva actividad turística cultural a la oferta existente, necesariamente el turista gasta más  tiempo y se desplaza en un  radio mayor de espacio, lo que se traduce en un aumento de gasto realizado en el territorio.” Como añadidura, mayores serán los ingresos para satisfacer las necesidades básicas.
  • Baja la estacionalidad: “La apreciación y/o experiencia de  los bienes culturales es un factor que no depende de factores climáticos necesariamente.  Esto implica el uso de estos bienes como factor de consolidación del territorio.” Por lo tanto, el turista es capaz de visitar la naturaleza-cultura cualquier día del año sin que haya una variante.

Schweitzer, Pablo. (2008). Turismo y Desarrollo Local.

En este texto el autor pretende abarcar las: “consecuencias económicas, sociales, culturales y sobre el uso del suelo tiene el turismo a nivel local, y que tipo de relación hay entre la industria turística y el desarrollo local.”

Se comparte el concepto de turismo expuesto por el autor, y dictado por la OMT: El turismo son “todas las actividades realizadas por las personas durante viajes a lugares diferentes a su residencia habitual por un período inferior a un año y para ir de vacaciones, trabajar u otras actividades… Viajar e ir de excursión para divertirse o con finalidad instructiva”. Consumiendo así bienes y servicios gastronómicos, alimentos, indumentaria, servicios culturales, deportivos y de esparcimiento, servicios públicos, transporte urbano y de media y larga distancia, entre otros.

Otro concepto expuesto por el autor que es compartido y no muy diferente de turismo ecológico es “Turismo Sustentable”. Quien lo define como: “aquel turismo que preserva el entorno socio-ambiental donde se realiza, lo que requiere una gestión especializada con participación local. Incluye la “huella ecológica” que se observa en la destrucción de hábitat, paisajes, flora y fauna, en el coste energético, en el consumo del agua, en la generación de residuos, en los incendios forestales y en impacto social y económico negativo.” Por lo tanto, el turismo sustentable al igual que el ecológico y sostenible busca establecer un equilibrio entre la sociedad, el medio ambiente y la economía.

El autor realizó diversas críticas a este tipo de turismo estableciéndolas como problemáticas. La más compartida sería los cambios que provocan la migración de extranjeros al pagar precios más altos y al vivir en estos lugares. Lo cual puede ocasionar un aumento económico en los niveles de vida y precios, expulsando así a la población original incapaz de competir. Por otro lado, estás migraciones también afectan a la identidad cultural, ya que el nuevo visitante tiene otro sentido del mercado, el cual puede cambiar la concepción y pensamiento de los regionales. Favoreciendo así la expansión de la cultura global. A estas críticas el autor sólo propone una planificación de proyectos y una protección a la cultura más controlada. Sin embargo, en este caso nos preguntamos si esto sería suficiente.

Getino, Octavio. (2009).  Notas sobre el turismo cultural en Argentina.

Comienza este escrito poniendo de manifiesto el trato respetuoso y cuidadoso que se le debe tener a las expresiones culturales tradicionales, preservando la autenticidad del patrimonio histórico-cultural y protegiendo los recursos naturales. Templos, monasterios, palacios, catedrales, tumbas, murallas, jardines, parques naturales, expresiones artísticas, festividades religiosas y populares, etc., forman parte de lo representativo de la memoria y el hábitat de una comunidad o de una nación.

Actualmente el turismo cultural se ha convertido en una oferta más del sistema turístico para aquellos que desean conocer y experimentar algo especial y diferente de la habitual oferta turística “masiva”. El turismo cultural es más dinámico, competitivo y heterogéneo – dado el conjunto de diversas  manifestaciones culturales que presente un territorio –. Brinda un gran número de ofertas a bajos costos.

Getino hace mención de un importante documento internacional para la preservación del patrimonio natural y cultural. Este documento fue la Carta de Venecia: “Carta internacional para la conservación y restauración de los monumentos” (1964) y señala: “Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente de su salvaguarda”.

Años después surgió la necesidad de defender la naturaleza, que cada vez se veía más amenazada, afectando el hábitat rural y urbano de las naciones.  Cultura y naturaleza son conjugan en la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Humano, aprobada por la UNESCO y por la ONU. Se da valor al patrimonio humano, entendido como bienes naturales o culturales que se heredan.

Una de las primeras definiciones de “turismo cultural” fue dada por el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) en el Seminario Internacional de Turismo Contemporáneo y Humanismo, a través de la “Carta del Turismo Cultural” (Bélgica, 1976). Dicha carta establece que el turismo es un hecho social, humano, económico y cultural; que debe “aportar beneficios a la comunidad anfitriona y proporcionar importantes medios y motivaciones para cuidar y mantener su Patrimonio y sus tradiciones vivas”. Y define turismo cultural como aquella forma de turismo que tiene por objeto, entre otros fines, el conocimiento de monumentos y sitios históricos artísticos,  su mantenimiento y protección. “Esta forma de turismo justifica, de hecho, los esfuerzos que tal mantenimiento y protección exigen de la comunidad humana, debido a los beneficios socio-culturales y económicos que comporta para toda la población implicada.” (ICOMOS, Carta de Turismo Cultural, 1976.)

En 1985, la OMT (Organización Mundial del Turismo) precisó que el turismo cultural estaba constituido por “el movimiento de personas debido esencialmente a motivos culturales como viajes de estudio, viajes a festivales u otros eventos artísticos, visitas a sitios o monumentos, viajes para estudiar la Naturaleza, el Arte, el Folklore, y las peregrinaciones”. Todo esto orientado a “elevar el nivel cultural del individuo, facilitando nuevos conocimientos, experiencias y encuentros”.

Tras la puesta en marcha de un proyecto de investigación sobre el turismo cultural en 1992, ATLAS (Association for Tourism and Leisure Education) lo definió como: “todo movimiento de personas hacia atracciones específicamente culturales como sitios patrimoniales, manifestaciones artísticas y culturales, arte y representaciones, fuera de sus lugares habituales de residencia”.

En las actividades turísticas de las diferentes regiones de una nación, los recursos culturales que están disponibles abarcan rubros significativamente importantes; destacan las actividades artísticas y culturales, los numerosos espectáculos, las artesanías, las fiestas religiosas y populares.

El propósito de conseguir que UNESCO declare Patrimonio Mundial de la Humanidad a ciertos espacios culturales o naturales de un país determinado supone por parte de éste la realización de complejas y largas gestiones a cargo de los organismos públicos y gobiernos nacionales o locales. El hecho de obtener este reconocimiento, responde a menudo a intereses del sector turístico, ya que ese reconocimiento puede representarse como una nueva oferta para el mercado del sector.

Se hace una crítica a la mercantilización generada por el turismo cultural, a la creación de estereotipos y espectáculos de identidades culturales mitificadas que a veces pueden ser inventadas y cuyos intérpretes solo se visten con los vestidos tradicionales para reproducir una mímica definida. De esta manera se han falseado muchas manifestaciones culturales o naturales tradicionales de distintas comunidades.

Se hace un llamado a “conservar la calidad de los recursos culturales y patrimoniales con el desarrollo de un turismo sostenible que evite la trivialidad. En la medida en que se mitifica la autenticidad y el valor original, antropológico y social de cada cultura, se tiende a simplificar o congelar la imagen, propia y externa de la misma (…) El mantenimiento de esta imagen tipificada facilita su promoción turística, aunque la falsee y entre en contradicción con la transformación imparable, por mestizaje o evolución natural, de toda la realidad humana”.

El documento concluye instando a ver el patrimonio histórico como una actividad donde se fortalece la realización del individuo y su relación con la humanidad en tiempo y espacio.  El turismo cultural y el rural, necesitan el apoyo de políticas y entidades (gubernamentales o no gubernamentales) en sus actividades en conjunto con los agentes, actores, asociaciones y organizaciones locales que los representen. Con esto, puede para generarse una mayor comunicación y proyección de la localidad, que resulte en una mayor demanda turística, tanto a nivel nacional como internacional.

 

Ponce, Dosztal y del Río. (2009). Recursos Culturales para el Turismo Local Sustentable: Fiesta Provincial de la Zanahoria, Cayastá, Santa Fe.

Este documento nos hace ver la importancia de las festividades tradicionales de determinada comunidad; ya que, como en el caso de Cot, representan la identidad de esta comunidad agrícola; trabajadora y productora de diversas verduras y legumbres.

Otro punto importante es el rol económico que pueden asumir las festividades, dado que gran parte del dinero que se recauda, es utilizado para obras comunitarias.

Se impulsa al desarrollo creciente del turismo regional, que puede convertir las festividades en productos culturales para el turismo.

Como investigadores y gestores de nuestro proyecto, parte de nuestro trabajo es analizar la fiesta como fundamento de los procesos identitarios, que particularizan y distinguen a la comunidad, como producto cultural y como generador de recursos económicos y sociales.

La fiesta como Recurso Turístico

Las fiestas populares constituyen la identidad de una comunidad, donde la cultura popular, el regocijo, la diversión, ceremonias y rituales forman parte de estos procesos sociales y se reproducen continuamente. Las fiestas se fundan en diferentes aspectos de la cotidianeidad de las familias locales. De esta manera se fortalece el sentimiento de identidad y pertinencia.

Se han constituido en recursos para el turismo cultural. Se realizan no solo para el disfrute de los miembros de la comunidad, sino también para el atractivo que supone para el turista. El turismo contribuye a la conservación y renovación de las fiestas típicas a la vez que estas, enriquecen el turismo.

Los autores consideran al turismo cultural “desde un perspectiva humanística, como una relación entre visitantes y visitados, encuentro entre personas y encuentro entre lugares. El turismo cultural tiene así la misión de servir de puente de comunicación real entre pueblos” *(Torrego Serrano, 2002: 326).

El desarrollo dinámico del turismo en determinada comunidad (Cot en nuestro caso) puede dar como resultado, impactos positivos para la comunidad anfitriona, así como para los visitantes; revalorizando la importancia del patrimonio cultural (tangible e intangible) y el emprendimiento de las personas y grupos encargados de la organización y el buen proceder de las actividades.

*Torrego Serrano, F. (2002) Las Fiesta Populares en la oferta turística. En Boletín de la Real Sociedad Geográfica, Madrid, pp: 432

 

Bibliografía